miércoles, 10 de septiembre de 2014

La belleza también viaja por correspondencia

Que el ajedrez tiene también su parte de arte es más que evidente para la gran mayoría de jugadores independientemente de su nivel. Son muchos los que saben apreciar la belleza que puede surgir en una partida cualquiera, o una combinación que si necesidad de ser perfecta tiene una gran belleza plástica sobre el tablero, o incluso un complejo final técnicamente bien ejecutado. La gran mayoría de publicaciones de ajedrez (prensa escrita, revistas, portales en internet, etc...), rescatan este tipo de partidas de los torneos que se van desarrollando o torneos históricos jugados antaño. Sin embargo, en proporción, son pocas las partidas de gran belleza ejemplar pero jugadas por correspondencia las que suelen ser las elegidas para ser publicadas. Evidentemente esto ocurre porque el ajedrez por correspondencia no tiene la misma repercusión en los medios especializados como el ajedrez presencial. Sin embargo, cualquier aficionado que se haya tomado la libertad de hacer una incursión en el ajedrez por correspondencia (no necesariamente jugándolo), habrá podido comprobar como en esta modalidad existen una gran cantidad de partidas merecedoras cuando menos de los mayores premios de belleza. De hecho el ajedrez por correspondencia precisamente se presta a que aparezcan partidas muy atractivas y espectaculares. Una prueba de esto la tenemos en la partida jugada por correspondencia en 1982 entre Bender y Palevic.
Bender-Palevic
Bender - Palevic, (Correspondencia, 1982)
La posición del diagrama que se alcanzó en la partida por sí sola ya es espectacular, pero también lo es la forma en que las negras remataron dicha posición. Ocurrió así:

1. ... Cxc2+!! 2.Dxc2

Evidentemente no 2.Rxa2 por Cb4+ ganando la dama.

2. ... Tf1+ 3.Rxa2 Thxh2!! 4.Axh2 Tf2 5.Axg3 Txc2+

Y la próxima jugada que enviaron las blancas fue la del abandono. Si 6.Rb3 a2 ganando. A 6.Rxa3 Tc3+ y por último tras 6.Ra1 Tg2 7.Ae1 Tg1 las negras ganan.

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